València capital cultural de la hipocresía

Hay escenarios totalmente perjudiciales para la salud. Inverosímil o no, les podrá parecer uno
de ellos, reciente, y que estuvo formado por el frente común del gobierno municipal,
autonómico y de la nación apoyando incondicionalmente la continuada ampliación del espigón
norte del Puerto de València. Hay que abrigarlo como sea, vestir la terminal y cortejar a MSC.
La presencia en València del flamante ministro socialista Óscar Puente me recordaba a un
joven Javier Bardem en una de las escenas de la película de Los Huevos de oro. Todo este
tinglado ha bastado con un arreglito, pucherazo en toda regla, dando por buena la declaración
del 2007. No es necesario ningún otro informe técnico ni molestar el próspero trabajo de calzar
con hormigón el espigón con el fin de conceder la licencia de actividades a MSC para explotar
la nueva terminal.
Otro chantaje más, que parece que solo en España, los chantajistas hablen catalán o euskera.
El asunto tiene miga, porque cada seis meses, ahora un año, las autoridades me obligan a
pasar la inspección técnica de mi vehículo con el fin de controlar los posibles gases o humos
contaminantes que emanan de mi tubo de escape. Por el contrario el tráfico de contenedores,
que aumentará considerablemente, no requiere de una nueva versión de la DIA. Esto no se lo
creen ni ellos. Ni yo, ni ustedes. Pp y Psoe lo tienen claro. Clarito.
Me escandalizó aún más escuchar esta semana a la alcaldesa de la ciudad, en unos de esos
desayunos que no sirven para nada y que organizó un lobby empresarial para sentarse al lado
de ella, decir que esperaban informes técnicos para revertir ciertos carriles bici de cierta
peligrosidad. En este caso, sí debemos tener en consideración y atender las valoraciones de
los técnicos.
Pero la semana deparó para más, al leer otra bienaventurada noticia que decía que se había
desbloqueado una licencia para la construcción de un nuevo hotel en el centro histórico.
Proyecto de un empresario de la ciudad que se dedica a las telas, para que cómo dice el diario
New York Times, hay que visitar València e intentar superar el maratoniano camarote de los
hermanos Marx.
Me temo que alguno de los gerilfaltes confundirá el término de pensar en verde, con esto de ser
Capital Verde Europea otorgando una estatuilla a Fernando Esteso y Andrés Pajares reyes
del destape. Y seguirán mintiendo con lo de proteger L’ Albufera. Amén.

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