Rosco de calabacín al queso/Crema bávara

Capítulo undécimo. Casa Inmaculada 8 

Rosco de Calabacín al queso

½ kilo de calabacín cortados a cuadrados y pasados por la sartén sin dorarse. Se añaden seis huevos batidos, un vaso de leche, un poco de sal y bien mezclado todos los ingredientes se vierten en un recipiente y se hornean. 

Después se adorna con queso cortado en pequeñas porciones y se espolvorea por encima del rosco. 

Crema Bávara 

8 yemas de huevo, 4 claras de huevo, 175 gramos de azúcar, 2 paquetes de azúcar vainillado, 8 láminas de de gelatina incolora, ½ litro de nata, 100 gramos de almendras, ⅛ de litro de leche. 

Batir en baño de María las yemas y las claras de huevo con el azúcar, el azúcar vainillado y la leche hasta que se forma una crema espesa. Retirar la crema del fuego, entremezclarle la gelatina disuelta y seguir revolviendo hasta que se enfríe. 

Entremezclar la nata, pasar la crema a un molde y colocarla en la nevera. Antes de servir, volcar la crema en un plato fuente y adornarla con las almendras. 

Historia Casa Inmaculada 8

La cultura familiar es algo que se hereda y no se olvida. No solo son los bienes, también los activos culturales, patrimonio de todos que viaja de generación en generación. En mi caso y/o el de mis hermanos, Inmaculada 8, ha formado singularmente parte de nuestras vidas.

En el edificio o casa familiar, sito en el centro neurálgico de Santiago de Compostela vivieron tres generaciones de la familia. Mi madre, Carmela, hija única fue la última antes de que mí, Isabel (tía) decidiera trasladarse a València junto a nosotros en 1987. El edificio quedó deshabitado y la venta fue el único remedio. 

“Una casa sita en la calle Azabacheria, número primero antiguo, hoy sin número en dica calle, y con el 8 en la fachada del oeste que mira a la Plazuela de la Fuente de San Juan hoy Plaza de la Inmaculada por donde tiene su entrada: dispuesta en dos medianeras y dos fachadas contiguas; describiendo estas cuatro paredes sobre el terreno la forma de un trapezoide de seiscientos cincuenta y ocho pies cuadrados equivalentes a cincuenta centiareas. Demarca la misma por el norte, izquierda, con la del número dos antiguo de D. Rafael de Río García por el sur, lado derecho con dicha calle de la Azabachería por la espalda este, con la misma casa número dos antiguo, haciendo frente su fachada anterior oeste a la Fuente de San Juan” 

Comprende la referida casa además del sótano, de piso bajo, principal, segundo y tercero, cuyos pisos ofrecen en su distribución, el bajo zaguán, dos tiendas, escalera y escusado, el principal recibimiento, sala y gabinete, el segundo cocina comedor y dormitorio, y el tercero tres pequeños cuartos con alcoba” 

Aquel edificio fue adquirido por mis bisabuelos Manuel de la Torre Lago (enterrado junto a Valle- Inclán) casado con Dolores Gómez La torre. Precisamente un febrero como el de hoy, allá por 1987, Manuel Lamas Souto, propietario del clásico Bar Cervantes y su cuñado José Abad García adquirían dicho edificio, para una vez reformado destinarlo a la actividad turística hoy reconvertido en un pequeño hotel. 

Aquel viaje familiar hizo que Isabel, tía de mi madre, y tía abuela nuestra, trajera consigo cientos de recetas de comida casera escritas con su puño y letra, y otras tantas coleccionadas de periódicos y revistas de la época.

Ante tal hallazgo, una vez fallecida Isabel, he dispuesto semanalmente la intención de publicar una de ellas fijada para los miércoles, con alguna interrupción posible intercalando los retratos de mi abuelo Pedro Rodrigo. (Maestro de profesión y profesional de la caricatura que en sus ratos libres trabajó para una librería rotulando, y para los mejores diarios de Galicia antes de acabar residiendo en el barrio de Ruzafa)

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