(Foto : Lubo Penev el día de su despedida en verano de 1995 con Toni representando a Yomus y Pedro Nebot al Gol Gran)
La nueva grada llevaba funcionando una temporada adaptándonos bien sobre el cemento de la vieja general sur, y salvo por la impertinencia e injerencia de alguna oveja negra todo fue rodado durante el período de incubación.
En la famosa reunión del Bar Los Toneles celebrada el 10.3.1994 se decidió por unanimidad mantener una temporada el nombre de Lubo, pasado ese tiempo Gol Gran como imagen corporativa, global y sello de todas las ilustraciones que personalizaría la organización.
No había mucho que pensar ni copiar. Autonomía por bandera. La grada recuperaba su vieja nomenclatura a través del club. La salida de Lubo fue pactada sin obtener ningún voto en contra de las familias presentes en la reunión fundacional.
Las jerarquías se sumprimirían. No éramos burócratas, a lo mucho un portavoz pero sin excesivo protagonismo y ruido en los medios de comunicación. De hablar, en el Recolcem, por el micro, en la grada, participando en las asambleas semanales o a través de las pancartas mensaje.
Hubo buena sintonía entre nosotros hasta que esa paz se truncó por los que nunca supieron estar en su sitio y optaron por otra salida diferente.
La financiación propia. Sin ayudas, ni donaciones, externas. La tesorería controlaría la caja a través de los ingresos por la cuotas de los socios, las venta de loterías y rifas y de la promoción del merchandaising. Si se crearía un amplio grupo de trabajo que se responsabilizaba de cada área.
La filosofía fue clara : dejar de ser ultras y enseñar a las nuevas generaciones de jóvenes hinchas valencianistas, que el fútbol no trascendiera en sus vidas. “Folleu, folleu que el mon s’acaba”.
No homofobia, no racismo, no violencia, pilares inquebrantables e infranqueables del decálogo de la recién implantada cultura de grada.