(Extracto de La vieja general) (foto : Orgullo Vikingo)
Lo de estrechar un vínculo de amistad con otras hinchadas (gemellaggio) fue parte del decálogo del Gol Gran. Las hubo a nivel personal y de manera colectiva.
La verdad que en este asunto tan espinoso y delicado generado por la hombría de unos, y la cabezonería de otros no hubo disparidad de criterios ni malos rollos entre nosotros.
Casi todos los jóvenes que formaron parte la grada central de animación de la vieja general sur, cerraron filas en torno a lo que la organización del grupo exploraba en cada visita fuera de Mestalla.
Intentamos no molestar a otras aficiones. Que toda farándula quedara en casa. Sin escenas teatrales, ni exhibiciones públicas, pretendíamos evitar a toda costa lo que Oliver Stone en un documental acuñó como daños colaterales.
En la Villa aceptamos acudir al derby local por cortesía de Antonio Vargas “El profe”, y Alfredo López responsables de Orgullo Vikingo que fueron unos magníficos anfitriones.
Tras el choque nos presentamos, invitados por los vikingos, en un restaurante de la capital de España. Allí sin comerlo ni beberlo y por sorpresa coincidiríamos en la bodega con los ultras del Español, que dicha cena se celebraría sin provocaciones y en la más pura y sincera normalidad.
De madrugada y en una furgoneta alquilada con siete ocupantes partimos rumbo a Sevilla, el Valencia disputaba ese domingo su jornada liguera en el estadio del Benito Villamarín frente al Betis…