Hasta en las comunicaciones internas fue notable la diferencia de mentalidad del sur con respecto al paso por el norte, editando un boletín que transmitía a los socios las noticias y favorecía una miqueta la filosofía de la grada.
¿Cómo lo haríamos? mentalizándonos en crear una hoja informativa que debía maquetarse sin los errores cometidos en el pasado, con un diseño de fácil lectura, directo, sin agresividad, mordaz, sin excesivas florituras, y que el coste de la edición no mermara las arcas de la organización.
Lo bautizamos con el nombre valencianizado de Recolzem. Cada jornada en Mestalla se distribuiría en el puesto de material a coste cero, quinientos ejemplares de tirada, en A-3 y fotocopiado en blanco y negro. Buscábamos efectividad, y obtuvimos mejores resultados.
El Recolzem funcionó con secciones fijas vertebrando las ideas de una generación de jóvenes valencianistas, que con otro espíritu nos agrupábamos en la grada central bajo el paraguas de Gol Gran.
El «Desperta ferro» aperturaba el noticiero con una frase célebre continuando con la edito, que una vez celebrada la asamblea de los jueves serviría para posicionarnos en lo referente a la actualidad del club en lo deportivo y lo social.
El «Pensat i Fet» otro apartado que despertó el interés entre los lectores por ser un tablón de anuncios con info diversa. Sin olvidarnos de las cartas al director, la ruta del murciélago entre otras secciones. Era muy común finalizar la edición del boletín con una despedida muy particular.
“Folleu, folleu que el mon s’acaba”