El «Pacto de Nochebuena» de 1996 fue una auténtica bombonera para los amantes del buen fútbol. La domenica allo stadio, letra de la canción que cantaban los Ultras Tito de la Sampdoria en la grada dejaría de tener sentido para muchos. Los lunes al sol, y las noches al Mestalla.
Antena 3 retransmitiría el último choque de la jornada. Pedja Mijatovic se había marchado al Real Madrid por decisión propia. Andrea no. Maldito invento de los cojones, el de las cláusulas de recisión que favorecía a los clubes más poderosos.
El valencianismo no asumió su marcha, y el calificativo de «Judas o mercenario» fue lo más bonito que se escucharía el exjugador montenegrino al aterrizar en Manises.
El presidente Roig lo aprovecharía para revalorizar, arrastrando a parte de la masa social Ché, «al discurso del odio» hacía la meseta.
En un principio fue bien para rebajar y paliar tensiones con Catalunya, pero lo malo fue que Antena3 capitalizaría el antimadridismo en la ciudad.
No fue positivo para Mestalla, creo. Las cámaras de Antena3 fueron hostigadas, incluso apedreadas sus unidades móviles, y rescatadas del fondo norte ante tanta lapidación para acabar por trasladarse al gol sur.
Nosotros tuvimos piedad. Respetamos el trabajo. Yo mantuve una vinculación personal con el cámara Pablo Nieto, amigo personal del líder de Orgullo Vikingo, Antonio Vargas. Cada vez que venía a Valencia a trabajar traía consigo un paquete de material para mí.
Al paso de los años, Pablo, se dedicaría al mundo del cine. Perdiéndole la pista me topé con él como actor principal de la película española El Milagro de Petinto.
En la actualidad, Pablo es un actor consagrado del cine español. El «puta antena3» no se pudo detener en el viejo Mestalla. Nos pudo.