La temporada del destierro trazó una nueva hoja de ruta para la futura animación en Mestalla. El fútbol que fue inventado para estar de pie dejó de serlo. A nosotros, los chicos del Gol Gran nos reubicaron en la tercera gradería. En lo más bajo de lo más alto y escorados a la avenida Suecia.
Pasamos de más a menos afectándonos mucho en la acústica, y el espectáculo de la general se redujo a mínimos. Pese esta adversidad para el hincha incorformista volvimos a intentarlo, a empezar de nuevo, debutando en la nueva ubicación con una pancarta mensaje recordando la letra de una canción de Los Rodríguez. El tifo perdería el color y calor de antaño.
En la grada Gol Gran fuimos críticos con cualquier acción que mancillara la historia del club. Por aquel entonces seguía portando el micro, aunque alternaba con Chema, Rafa y Ángel dependiendo del día y del estado de ánimo. Habia que delegar y los relevos eran fundamentales para que la organización siguiera viva y no decayera.
Había poco que hacer entre las robustas vigas de cemento, y las reivindicaciones sociales fueron subiendo de tono. Si la grada Gol Gran marcó un hito con el ¡Paco Vete ya!, Manolo Llorente no se libraría de la ira y los ataques de los cientos de irreductibles que nos habíamos reagrupado un peldaño más en el renovado y viejo Mestalla.
Durante dos jornadas, los cánticos contra el gerente no cesaron, invitándole a que regresara a trabajar a la cadena valenciana de supermercados de alimentación.
Tuvo tal repercusión entre los medios de comunicación, que una mañana de un lunes me encontraba trabajando y recibí una llamada de Antonio Company, empleado del club y responsable de relaciones con las peñas. La conversación telefónica fue corta. Manolo quiere verte.
Era martes y Llorente vino discretamente al lugar dónde trabajaba. Pedro Morata, jefe de deportes de la cadena Ser fue conocedor de la reuníón. Yo no había filtrado la noticia a ningún periodista.
El encuentro fue en un local del carrer de la Guardia Civil, prometiéndole a él y a Company que cesaríamos en el actitud de dejar de citar a Mercadona en el camp de Mestalla como medida de presión.
A cambio, Llorente daría su palabra que a la campaña siguiente nos reubicaría a ras de césped. Así fue, cumpliendo una de las reivindicaciones históricas de los incondicionales valencianos de animar detrás de la portería…