A todos los capitalinos nos debería interesar la política municipal por un mínimo de decoro, salud e higiene mental, atendiéndola como se merece siendo la política que nos afecta diariamente.
Considero que al actual equipo de gobierno, que lidera María José Catalá, la ciudad le ha adelantado en todos los puertos de casi todas las etapas de montaña, y eso que València es llana.
A la València del monopatín, frente al gobierno del pedal, le ha bastado un año para verle las orejas al lobo. Todos nos acordamos de aquella popular e impactante medida en campaña electoral de rebajar el Ibi.
Cumpliéndose, Catalá nos intentaba convencer a los empadronados, que la vara de mando la reconvertiría en una varita mágica para que los urbanitas pagásemos menos impuestos. Aquel mensaje de menos por más tenía trampa.
En los últimos días, la exalcaldesa de Torrent y ahora de València (insólito en la democracia española) ha extendido nuevos «pagarés» a la ciudadanía. El incremento del billete sencillo de la EMT, de 1,5 a 2 €. El nuevo impuesto municipal del tratamiento de basuras o el incremento en el tarifario del permiso de obras pujando de un 3% al 4%. Esto se traduce que los valencianos pagaremos más
Otro punto caliente del asfalto que Catalá ha recalcado hasta la saciedad es poner freno, (moratoria incluida), a los apartamentos turísticos, mientras que a la vez desbloqueaba y regularizaba cincuenta licencias para la construcción de nuevos hoteles, en un espacio de tiempo que el Tribunal Supremo ratificaba que el Sidi Saler no podría reabrirse. Erre que erre sigue en sus trece sin presionar a los del palacete para poner en marcha para la ciudad de València la tasa turística.
La respuesta de Catalá fue a la gallega “estudiaremos el caso para aperturarlo como un hotel diferente”, ignorando la negativa vecinal, sobretodo al situarse el “ocupado” inmueble en una zona sensible y caliente como es un Parque Natural. En este asunto, una vez más, la alcaldesa se alienaba con el capital frente a la oposición vecinal.
Seguimos para línea. El bingo ya lo canteremos otro sábado. Aunque pueda parecer insignificante el hecho, históricamente, el día de la Navidad, la semana fallera y los encuentros disputados en Mestalla, los ciudadanos impuntuales con sus citas se han beneficiado de una amnistía parcial en el parque móvil.
En las últimas dos jornadas celebradas en el viejo Mestalla, con afán recaudador, los hinchas valencianistas que infrigian alguna norma de tráfico se encontraban con la papeleta rosa junto al parabrisas. Veremos, sí en la semana grande, Catalá, no es tan beligerante con el censo fallero.
Pero claro, todo esto se mancillará gracias al trabajo del decano de los portavoces del Reino con sede en el País Vasco, que ya está dale que te pego con bautizar la America’s Cup. (Continuaré, sin bajarme de la BH recorriendo las pedanías que fue otra de sus grandes promesas electorales)