Capítulo tercero. Segunda temporada. Casa Inmaculada 8
Budín de piña
4 huevos
1 lata de medio kilo de piña
3 cucharadas de harina
⅛ de leche
4 cucharadas de azúcar
4 cucharadas de azúcar para el limón 🍋
Verter el jugo del medio limón y las cuatro cucharadas de azúcar para el caramelo, en un molde alargado y calentarlo hasta que se obtenga un almíbar espeso.
Batir los huevos junto al azúcar, añadir la leche, la piel del limón rallada; la mitad del jugo de piña y tres rodajas de piña, cortadas a trocitos. Adicionar la cucharada de harina, diluida en un poco de zumo de piña. Verter ésta preparación en el molde acaramelado.
Cocer al baño de María sobre el fuego y finalizar la cocción en el horno. En total ha de cocer tres cuartos de hora aproximadamente. Desmoldar una vez frío y decorar con la piña restante.
Pastel de carne
Coja una base de pizza y úntela con mantequilla, seguidamente añádele carne picada previamente cocida (la cantidad que desee) y tápela con otra masa de pizza. Cubra todo el pastel con beichamel y queso rayado y gratínelo al horno.
Historia Casa Inmaculada 8
La cultura familiar es algo que se hereda y no se olvida. No solo son los bienes, también los activos culturales, patrimonio de todos que viaja de generación en generación. En mi caso y/o el de mis hermanos, Inmaculada 8, ha formado singularmente parte de nuestras vidas.
En el edificio o casa familiar, sito en el centro neurálgico de Santiago de Compostela vivieron tres generaciones de la familia. Mi madre, Carmela, hija única fue la última antes de que mí, Isabel (tía) decidiera trasladarse a València junto a nosotros en 1987. El edificio quedó deshabitado y la venta fue el único remedio.
“Una casa sita en la calle Azabacheria, número primero antiguo, hoy sin número en dica calle, y con el 8 en la fachada del oeste que mira a la Plazuela de la Fuente de San Juan hoy Plaza de la Inmaculada por donde tiene su entrada: dispuesta en dos medianeras y dos fachadas contiguas; describiendo estas cuatro paredes sobre el terreno la forma de un trapezoide de seiscientos cincuenta y ocho pies cuadrados equivalentes a cincuenta centiareas. Demarca la misma por el norte, izquierda, con la del número dos antiguo de D. Rafael de Río García por el sur, lado derecho con dicha calle de la Azabachería por la espalda este, con la misma casa número dos antiguo, haciendo frente su fachada anterior oeste a la Fuente de San Juan”
“Comprende la referida casa además del sótano, de piso bajo, principal, segundo y tercero, cuyos pisos ofrecen en su distribución, el bajo zaguán, dos tiendas, escalera y escusado, el principal recibimiento, sala y gabinete, el segundo cocina comedor y dormitorio, y el tercero tres pequeños cuartos con alcoba”
Aquel edificio fue adquirido por mis bisabuelos Manuel de la Torre Lago (enterrado junto a Valle- Inclán) casado con Dolores Gómez La torre. Precisamente un febrero como el de hoy, allá por 1987, Manuel Lamas Souto, propietario del clásico Bar Cervantes y su cuñado José Abad García adquirían dicho edificio, para una vez reformado destinarlo a la actividad turística hoy reconvertido en un pequeño hotel.
Aquel viaje familiar hizo que Isabel, tía de mi madre, y tía abuela nuestra, trajera consigo cientos de recetas de comida casera escritas con su puño y letra, y otras tantas coleccionadas de periódicos y revistas de la época.
Ante tal hallazgo, una vez fallecida Isabel, he dispuesto semanalmente la intención de publicar una de ellas fijada para los miércoles, con alguna interrupción posible intercalando los retratos de mi abuelo Pedro Rodrigo. (Maestro de profesión y profesional de la caricatura que en sus ratos libres trabajó para una librería rotulando, y para los mejores diarios de Galicia antes de acabar residiendo en el barrio de Ruzafa)
