(Foto en Mestalla dedicada a la grada Gol Gran por Andoni Zubizarreta)
Algunos radicales llegaron a dilucidar que la incondicional acción de tifar duraba lo mismo que un orgasmo. Dos minutos. En la grada Gol Gran entendimos que el folclore debía estar presente los noventa minutos a través de las pancartas mensaje.
En la primera época tiramos de brocha la friolera cantidad de 150 de ellas, ganándonos el respeto de muchos, la admiración de otros, y el rechazo del resto.
En algunos encuentros incluso colgamos y desplegamos (con el beneplácito de Pepe Barberá) sobre las vallas de la general sur más de cien metros de mensajes.
En ocasiones gastamos en telas y pinturas el dinero que no teníamos costeándolas de nuestros propios bolsillos. Almacenes España, en Marqués de Sotelo, fue nuestro principal proveedor de sedas, recurriendo en muchas ocasiones a las grandes bovinas de raso con el fin de ahorrarnos unas pesetas.
Dos fueron especialmente polémicas, una fuera de Mestalla y otra en casa. La desplegada en el Santiago Bernabéu en homenaje a Andoni Zubizarreta, conmemorando la cifra de 500 partidos como jugador de la liga española no sentó bien entre las filas de los ultras del fondo Sur del Real Madrid.
En lo más alto del gallinero se podía ver la felicitación en euskera a “ Zubi ”. Unos días antes de celebrarse el partido, la ciudad de Madrid sufríó un atentado de manos de la banda terrorista ETA.
De regreso a la capital del Turia y en un autoservicio aquel supuesto “insulto” provocó desavenencias entre nosotros, los del norte con los del sur.