Imagínese mi querido lector que aún no estando enchufado a la antena de televisión, mi perra Pyra se encargó de pisotearla, después Robin el bretoncito de mordisquear el cable, sé de buena tinta que se está celebrando un juicio en Tailandia de un macabro asesinato.
No me arrepiento en absoluto de las trastadas que cometieron mis canes. Eran unos cachorros. Se las permití. No hubo ningún castigo ni reprimenda. Me dio absolutamente igual, sin inmutarme, ni preocuparme del daño material ocasionado.
La verdad que ha sido un alivio, como el de eliminar de la agenda de contactos al tóxico populacho que ha rodeado y mangoneado dos cuartas partes de mi vida.
Pese a todo ello, y no siendo abonado de Netflix, ni haberle dado never al pulgar en Amazon, sí algo he aprendido de lo correcto del maldito capitalismo o de Jonh.F. Kennedy es a no boicotear (lo hacen los anticatalanistas al cava español) prefiriendo no caer en el precipicio del clientelismo de esta caverna mediática y consumista.
La cultura del entretenimiento, del sillón o de la puta mantita es absurda no aportando nada al intelecto, ni al pensamiento crítico, siendo distractoria, horripilante y perezosa.
También saco pecho de no pisar ni frecuentar centros comerciales, supermercados, locales de comida rápida, franquicias insulsas durante ya un largo un período de más de quince años, y sobretodo de no ingresar ni un céntimo en la cuenta de Hacendado.
Hace varias décadas cuando la televisión analógica dominaba la parrilla, vivimos un serial vergonzante sobre el macabro asesinato de aquellas inocentes niñas de Alcácer.
La presentadora, Nieves Herrero, años después acabaría pidiendo perdón por el cariz que había tomado el morboso folletín. Del dolor y la tragedia de un terrible asesinato, nadie y digo nadie, puede lucrarse ni obtener ningún rédito económico. Es totalmente inmoral.
Tras varios esquinazos y codazos a este esperpento de juicio, no ha habido forma de darle un portazo digital, ni de marcharme por la tangente para evitar leer titular alguno en la red sobre el hijo de un actor español. Insoportable.
Creo que ha sido HBO, el canal que ha seguido los pasos y el camino de aquella Antena 3 de la proposición indecente. No todo vale en la cultura del señor entrenimiento.