1963. El gato y la palmera: humor de orca, y tifo callejero de la afición del Valencia

(documento del museo virtual del Levante U.D)

El fútbol es una vasta enciclopedia popular plena de anécdotas al margen de los datos y resultados. En la universidad del pueblo, militan miles de aficionados diversos. Cada uno, a su manera, ha recibido su legado, su herencia literaria. 

Confieso que a lo largo de la carrera, uno nunca acaba de doctorarse. Como filacterio que soy, peregrina en mi memoria académica una de ellas, el gato y la palmera. 

Algunos cronistas de mi ciudad  tacharon la acción de macabra. La escena en cuestión, callejera y satírica, la clasificaría como humor de orca, término más fino y apropiado a la burlesca acción perpetrada con firma y sello de un airado seguidor valencianista.

Crecí con la leyenda del gato a la palmera en una época descafeinada entre las aficiones de los dos equipos de la ciudad, el Valencia C.F. y el Levante U.D. La gloria no está al alcance de todos. 

El narrador en primera persona fue mi padre. Corría el año 1963, la rivalidad deportiva entre valencianistas y levantinistas permanecía en la memoria de todos, desde el origen en la formación de los campeonatos regionales de fútbol, organizados en nuestra ciudad en los años veinte. El enfrentamiento dialéctico entre ambas hinchadas se palpaba en el ambiente futbolístico del Cap i Casal

A la entrada de Vallejo, campo del Levante, permanecía inmóvil una palmera que servía de péndulo entre afición y equipo. Cuentan los viejos del lugar que un malasombra dejó un gato muerto a los pies de la palmera y un verso que rezaba “Cuando el gato suba a la palmera, el Levante subirá a primera”

Leyendas urbanas abordan que los felinos tienen siete vidas. Ficción o realidad según se mire. La popular escena, no era cromática, más bien un relato de novela negra, pero su paleta de colores encarnaba un patriotismo romántico del fútbol que traspasaba lo patafísico.

Una vez subió el Levante a primera la respuesta de su afición no se hizo esperar. La parodia fue parodiada con otra décima “Ya sube el gato a la palmera y el Levante a primera”. El felino estaba dibujado sobre una escena que se defendía del grave insulto. La leyenda sigue viva, el gato no.

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