1977. La grada de Mestalla dicta sentencia

Corría mayo de 1977 y una polémica decisión arbitral a falta de seis minutos provocó la irá de la parroquia del Luis Casanova. Los aficionados reaccionaron ante un penalti señalado de una manera radical y contundente con el lanzamiento de almohadillas, y la posterior invasión de campo por un molesto público, que fue el principal detonante para detener el choque antes de hora.

Las dos escuadras se jugaban la vida. El equipo de Mestalla mantenía intactas las opciones de entrar en competiciones europeas, y el equipo maño de mantener la permanecía en la división de honor del fútbol español. El Valencia vencía por un gol a cero. El árbitro del encuentro Sánchez Ríos al retirarse al túnel de vestuarios fue agredido por un aficionado valencianista. El partido fue suspendido.

Dos días después el Comité de Competición impartiría justicia adoptando la decisión de jugar los minutos restantes en el Santiago Bernabéu, además de sancionar al equipo de la capital del Turia con 200.000 de las antiguas pesetas, y con la advertencia de clausura del Casanova. El resultado final fue de empate a uno.

La directiva valencianista justificó y culpabilizó de los incidentes a la malas praxis del colegiado, adoptando los siguientes acuerdos en un comunicado.

Primero: lamentar la parcial y desafortunada acción del árbitro Sánchez Ríos, único responsable de los incidentes ocurridos en el estadio Luis Casanova.

Segundo: sentir y comprender la reacción de nuestra afición que a través de su larga historia ha demostrado madurez deportiva: reacción que solamente ha podido producirse con la insólita actuación del árbitro del encuentro.

Tercero: De conformidad con las normativas federativas vigentes, el Valencia hará uso de cuantos derechos y acciones le correspondan en defensa de los intereses del club.

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