Una de las mayores preocupaciones de los dirigentes del fútbol español fue el insistente y dañino lanzamiento de diversos objetos al césped de los estadios. Así recogía, la editorial de la revista oficial del Valencia C.F en su ejemplar editado un dos de diciembre de 1978.
Salvador Gomar, gerente del club, se expresaba con estas declaraciones. “Hace tiempo que el fútbol español ha dejado de alardear del comportamiento de su público. En esto casi, nos hemos puesto a nivel internacional. Sabemos que el público, o mejor dicho, la parte del público que ocasiona tales incidentes se halla movido por la buena fe de defender a su equipo, frente a lo que considera una clara injusticia. Comprendemos la buena voluntad y sabemos que se trata de un efecto y no de una causa, que la causa generalmente viene dada por lo que estima como decisiones arbitrales”
La edito intentaba corregir la actitud de un aficionado que impartía su propia justicia lanzando un mensaje de tranquilidad a los lectores. “Una vez más desde éstas páginas, apelamos a la serenidad y al sentido deportivo del público del Luis Casanova, ya no por el temor a las posibles sanciones, sino por entender que tales sucesos poco dicen a favor nuestro como ciudadanos amantes del deporte.”
La violencia espontánea impresa por el lanzamiento de las almohadillas, o por el impacto de las botellas en la hierba, y por el disparo de encendedores o monedas, fue denominador común de una generación de hinchas anónimos, que se prestaban a impartir la justicia contra el pelele de turno que perjudicaba el resultado de su equipo por una decisión arbitral.
Los clubes veían con recelo las multas o sanciones administrativas. Los movimientos de protesta eran anónimos pero no delicitivos. Muestra de ello, unos meses después, la editorial del programa oficial volvía a recordar haciendo hincapié (un diecisiete de marzo de 1979) al público enfurecido de Luis Casanova. “La deportividad a los graderios” citando a la afición del Valencia por demostrar ser de las mejores en conducta con un excepcional comportamiento, prueba de ello, destacaba una carta enviada por la peña madridista Las Banderas al presidente José Ramos Costa felicitando a la hinchada valencianista.
(Foto diario As)